jueves, 29 de noviembre de 2012

El más grande de los mandalas.

Te hice un mandala tejido con mis entrañas
teñido de lágrimas terminó en la basura. 
Ahora comienzo de nuevo. 
Esta vez voy a hacer uno para mí.

Red mixed emotions - Self Portrait
 La luna constantemente me dice secretos
creo que ya no quiero saberlos
no creo en olores, ni recuerdos
especialmente si son de aquellos en los que yo
te había acogido en una cúpula de oro y rubíes.
No te alimentaré más.
Titubeo en el preciso instante en el que observo
con detalle
aquello que es eterno
sin embargo efímero.

Teñiste mi mandala más preciado, más elaborado
para nunca más ser retocado
ahora en honor a su muerte
le sale su regalo.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Seguro.

En un momento en el cual no estoy segura, supongo que es mejor remontarse a algo.
La música con la que alguna vez sentiste algo no se si todavía sea así, al menos hacia mí.
Quien sabe si sólo fui una excusa para dedicarla, quien sabe si fue verdad. 
Lo cierto es que ya no creo.
Solo escucho.

Te escribí un pequeño mensaje, mientras escuchaba Paracaídas de Cerati.

Conocerte fue como lanzarme de un paracaídas
¡Sabés que te voy a amar siempre!
Pero en silencio así como las arañas tejen y tejen...
Adiós, me llevan las sombras de tus nubes

Crappy mobile photo / self portrait


Y es que debo de dejar de creer que fue lleva acento.
Lo que sí es cierto es que me sentí como una flor esta mañana. Que fue arrancada y ahora ya esta seca, marchita. 
Así como aquella rosa negra que me regalaste muerta

(:

No puedo evitar sentirme incomoda

viernes, 16 de noviembre de 2012

Carta de una efímera primavera

Autorretrato


Mi mente y mi alma caja de pandora te guardan un pedazo puro que enterraré bajo la tierra. Como un santo sepulcro. Comprendo que no podía pedir para siempre que te quedaras con los regalos de rubíes, esmeraldas y polvo de oro. Ya no tengo miedo encontrarme y de no conseguirte en la superficie al salir de este océano de tu llanto escondido en la gaveta de tu armario. 

Para mi regresaron las tardes anaranjadas de un otoño eterno, pero con un clima diferente. Esta vez sabía que se acercaba el invierno. Tu me regalaste un satélite con tus ojos y una piel de lagarto dorado de esas que no vuelven. Así como se congelan los momentos para siempre en una fotografía al final de un pasillo muy oscuro donde sólo se encontraba amor y tu reflejo mas ya no estabas tu.

Volvió la sangre drenando aquella cuerda, túnel, manguera, cordón umbilical de energía y amor vitalicio que ahora sólo parecía el aborto de un amor infinito y eterno desperdiciado, no deseado. Comprendí tarde con tus decisiones que no estarías mas allí, sin importar cuanto te buscara debajo de las hojas marchitas como aquel pequeño gusanito de hermosos colores que me hipnotizó por un largo rato. 

Comprendí que ahora era yo esa tierra negra y húmeda, ese océano, el cielo, el universo mismo y así como un diente de león soplaste mi esencia para ahora volar libre en el viento y renacer.

Adiós, adiós, adiós.